Cuando leemos reportajes donde deportistas que tienen
repercusión mediática hacen declaraciones sobre la gesta realizada, casi
siempre nos viene a la mente la capacidad de “sufrir” que ha desarrollado. Es
aquí donde hacemos hincapié ya que siempre repartimos esa carga a un 50% aproximadamente
entre lo mental y lo físico.
Cuando lo trasladamos a los atletas o deportistas habituales,
sin ser profesionales necesariamente es importante lograr el equilibrio, porque
cuando controlamos más una parte que la otra,
es porque lo hacemos en su detrimento.
Este es un trabajo progresivo en el tiempo que hay que
realizar sobre todo en los entrenamientos, no sólo cuando estamos a punto de
afrontar una prueba.
La motivación debe trabajarse con mucho cuidado, muchos
atletas populares entrenan casi como profesionales, quitando tiempo a su vida
personal y familiar, sin olvidar que
además tienen un trabajo en el que deben rendir adecuadamente, esto nos puede
llevar a una situación de estrés incontrolable, el entrenamiento debe ser un
tiempo de desconexión.
La motivación integra todas las variables personales, sociales
y ambientales que determinan la elección del deporte que se practica, la
intensidad, la persistencia y el rendimiento.
La elección es bastante inconsciente, porqué corres? porque me gusta etc. pero no
hay una respuesta concreta, siempre hay
un componente inconsciente que nos lleva a elegirlo y es la base donde vamos
perfilando la manera de llegar a entender porqué tenemos ese bajón de
rendimiento o desmotivación, tratamos de llegar a encontrar la razón inicial
que nos ha llevado a elegir ese deporte. Si lo identificamos podemos rescatar
esa razón primigenia y tratarla. Reflexionemos sobre qué razones nos hicieron
elegir ese deporte.
Intensidad se relaciona con la persistencia y el rendimiento
y mucho con la percepción de probabilidad de éxito que podemos tener.
Tenemos que aprender a valorarnos respecto a lo que
conseguimos por nosotros mismos. No podemos centrarnos sólo por lo competitivo ganar o perder. Este es un factor para bajar
el rendimiento, si pierde se desvaloriza muy fácilmente.
Respecto a la persistencia está comprobado que las personas que
se valoran más a sí mismas a través del aprendizaje y de la capacidad de mejora
y no tanto en demostrar que tienen una superioridad, persisten más en la
práctica deportiva, rinden más y tienen más motivación.
La motivación es la base del impulso que nos lleva a la
autorealización, entendida esta como la percepción que tiene la persona de
verse a sí misma dirigiendo todos sus esfuerzos para conseguir aquello que quiere, y nos ayuda en la vida
fuera del deporte, en la vida cotidiana.
El deporte es un ámbito de la vida que podemos controlar,
podemos planificar objetivos, metas, intentar controlar las expectativas, nos
entrenamos para conseguirlas, si esto lo podemos trasladar al nivel más
personal, el deporte nos sirve de entrenamiento de todos estos aspectos y se
establece un nexo de unión entre la faceta deportiva y la personal/profesional.
Mucha gente a través de esta disciplina emocional canalizada
en lo deportivo alcanza niveles de seguridad en sí misma.
Cómo ayudamos a un deportista? Lo primero y tal como
explicamos más arriba es buscar la razón inicial que nos decantó por esa
actividad y lograr que vuelva a recuperar la ilusión inicial. Luego
identificamos las motivaciones internas
(más controlables) y las externas (reconocimiento, popularidad) las separamos,
identificamos y trabajamos en darle más importancia a las que son
verdaderamente internas, debemos aprender a valorarnos a través de nosotros
mismos por encima de terceros.
Por consiguiente si necesitas ayuda en este campo tenemos
mucho que hacer y los resultados no sólo en lo deportivo sino en la vida
cotidiana serán contrastables desde la primera sesión.