Parece mentira que en un deporte donde a priori no hay
contacto con el suelo un elemento como las plantillas tengan un interés
especial.
Algunos diréis que en la práctica del mountain bike o del
ciclocross sí que hay tramos donde a veces se transita a pie, ya sea
corriendo, empujando o simplemente
reteniendo un descenso empinado, pero a la mayoría nada más nombrar la palabra
ciclismo, nos viene a nuestra mente la imagen de dar pedales. Y es aquí donde
queremos desarrollar la explicación de esta entrada.
Los elementos que componen la figura son pie, zapatillas,
pedales y sujeción al pedal o cala. Desglosamos cada parte y vemos que el pie
va sujeto en la zapatilla, que ya de por sí son modelos más estrechos y que tienen una suela rígida incluso modelos
de carbono.
Cuando hablamos de sujeto al pie es literal, ya que los fabricantes
han pensado en una variedad de sistemas para sujetar desde el rápido y cómodo
velcro, muy utilizado en triatlón por ejemplo, hasta sistemas más sofisticados
que combinan velcro con cierres carraca, boa o micrométrico como quieras
llamarlo, pero que en cualquier caso la finalidad es lograr una segura sujeción
del pie dentro del calzado.
Por otra parte tenemos la pieza que une la zapatilla al
pedal que según sea para montaña o para carretera tienen diferentes agarres y cuyo objetivo es hacer
con la extensión de la pierna una fuerza
redonda tanto de subida como de bajada de las bielas y no temer por el
desplazamiento del pie en el pedal y que pueda producir alguna lesión.
Para corrección del
varo, valgo o dismetría jugaremos con la angulación de las calas o
incluso con el grosor de los pedales. La correcta colocación de la cala hace que la presión se
reparta por el antepie y el metatarso, cualquier problema que derive de estas
articulaciones repercutirá en el eje tobillo, rodilla y cadera.
Se pedalea con el antepie y si todo estuviera
correcto la pérdida de energía sin plantillas sería menor, pero cualquier
anomalía nos haría perder parte de esa energía de pedaleo que puede ser
corregida por unas plantillas adecuadas.
En conclusión si estabilizamos el arco plantar
longitudinalmente la presión es más uniforme lo que se traduce en mayor fuerza
de transmisión, por consiguiente mejoramos el rendimiento y optimizamos el
desgaste de energía.
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