Continuamente tratamos con pacientes que llegan a nuestra
consulta con los prejuicios a los que somos tan permeables los seres humanos.
Leemos, nos informamos, comentamos entre amigos y entre todos esos imputs recibidos,
nos formamos nuestra propia opinión, la que nos predispone para realizar la
primera entrevista con nuestro especialista,
rodeados de una coraza defensiva.
Porque lo primero que tememos es que nos “vendan” las plantillas que no
necesitamos. Salvo casos concretos y evidentes por supuesto.
Nuestro cuerpo no es simétrico, no pisamos con la misma
fuerza con la derecha que con la izquierda, no alineamos perfectamente nuestra
columna y así un sinfín de diferencias que hacen precisamente de nuestro
esqueleto un conjunto único e irrepetible.
Seguro que además tenemos diferencias evidentes con nuestro
compañero de entrenamiento o de salidas runners, peso, estatura, resistencia a
la fatiga, capacidad aeróbica y así una larga lista de disimilitudes.
¿Entonces, porque creemos que lo que le va bien a uno nos
puede ir igual a nosotros o viceversa? ¿Somos capaces de comprarnos las gafas
de la misma graduación de nuestro amigo sólo porque nos parece que vemos con la
misma intensidad sin visitar un oftalmólogo especialista? Pues en nuestro campo sucede exactamente lo
mismo. Por eso creemos que las plantillas estándar que hay en el mercado no son
una solución adecuada a nuestra patología si no somos capaces de llegar a las
mismas con un estudio biométrico de la pisada previo.
Luego de un estudio biométrico de la pisada donde manejamos
parámetros específicos, nuestro especialista hará una serie de preguntas
tendentes a clarificar los datos de utilización de la misma. Paso seguido
procederá a la fabricación de la misma, que será individualizada y ajustada a
su anatomía plantar. Para ello podemos explicar los siguientes materiales y su
aplicación:
Resinas: Material de base de la plantilla, la cual aporta
unas condiciones de rigidez, flexibilidad y resistencia necesarias para
adaptarse al pie del paciente.
Materiales de corrección: Son los materiales destinados a
corregir la posición del pie dentro del calzado. Se utilizan de mayor o menor
densidad en función del grado de corrección y del tipo de pie que presente el
paciente.
Forro: es el elemento de cobertura plantilla con propiedades para ofrecer un
mayor confort y durabilidad. Digamos que es el que está en contacto con el pie.
Materiales técnicos:
- Amortiguación: se utiliza para la absorción del impacto y
dispersión de las ondas choque.
- Propulsión: se colocan en la zona anterior de la plantilla
para adaptarse a las condiciones de cada uno de los deportes ayudando a
impulsar el pie.
Luego de esta fase donde se inicia un período de adaptación,
que puede ser más o menos corto en el tiempo, vamos haciendo las correcciones
oportunas si las hubiere. Pasado un tiempo estipulado entre los 6 a 8 meses
tenemos una revisión para corregir las desviaciones que se hayan producido,
constatar las sensaciones con el paciente y porqué no, adaptarlas a nuevos
retos e intensidades.
Este es el camino a seguir si queremos prevenir lesiones
futuras y mejorar nuestro rendimiento deportivo, como siempre tutelado por
especialistas con los conocimientos, la experiencia y la formación necesaria
para la salud de nuestros pies.
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