Analizaremos un
problema de índole psicológico que afecta a los deportistas, tanto a nivel
profesional como aficionado y que puede derivar en consecuencias poco deseables
como el abandono de la práctica deportiva.
Este tecnicismo lo
podemos definir como la sensación de
"sentirse quemado" que
puede abarcar a diferentes áreas de nuestra vida, aunque las más frecuentes son
la laboral, la académica y la deportiva.
En el deporte,
podemos identificar que nos está afectando este síndrome cuando, nos sentimos
con un agotamiento físico, emocional y mental anormal.
Esto se traduce en:
1- pérdida
progresiva de motivación, energía y
entusiasmo por esa actividad que antes nos satisfacía y nos llenaba.
2- aparición de
estados de fatiga (que no tienen que
ver con los entrenamientos), ya que son más generalizados y no coinciden con el
momento de entrenar exclusivamente, por lo tanto no los podemos achacar a un
entrenamiento más duro o intensivo.
3- actitud pasiva hacia la actividad, la
desmotivación nos lleva a la realización de la actividad por simple rutina, nos
acoge un sentimiento de que lo hacemos por "obligación" y perdemos el
objetivo de vista y el sentimiento de "decisión propia".
4- irritabilidad,
aparece cuando tenemos un malestar emocional, que no podemos identificar.
5 - falta de
confianza, derivada de la desmotivación, la fatiga y el bajo rendimiento consecuente de todo lo anterior.
Causas:
Cuando la persona
está implicada en situaciones que le afectan emocionalmente durante largos
períodos de tiempo. Es decir, cuando se
repiten o se mantienen en el tiempo situaciones de presión emocional.
Cómo afrontarlo:
Tratar de reconocer qué factores externos están
influyendo en la práctica deportiva, es decir, por ejemplo, si estamos
viviendo conflictos profesionales, familiares, etc de los que no podemos
evadirnos en el momento de entrenar. Hay que tener en cuenta que para muchos el
deporte hace una función reparadora del
estrés diario de desconexión, de evasión..., cuando pierde esa función y los problemas invaden nuestra área de
relax, todo ese malestar lo inunda todo. Saber identificarlos, nos ayudará a
empezar a trabajar en ellos e intentar
ponerlos en su lugar. Es muy importante aprender a preocuparse de cada tema en su debido lugar y tiempo, de esta
forma organizamos nuestros pensamientos
y emociones y es más fácil manejar el malestar. Cuando tenemos
identificados todos estos factores, buscar las causas y las posibles
soluciones. El primer paso en la resolución de un conflicto es decidir si necesitaremos ayuda para ello
y si la respuesta es positiva, buscar esa ayuda en quién consideremos oportuno
para ello (pareja, familia, amistades, entrenadores, profesionales sanitarios,
etc.)
Evitar el sobreentrenamiento y la sobreexigencia: con una buena planificación
de objetivos a corto y largo plazo en función de las competiciones o las
metas propias.
En relación
con esto, establecer que los objetivos sean realistas, ya que unos
resultados que no cumplan las expectativas que nos hemos planteado, llevaran a
la frustración y a situaciones de malestar que pueden desencadenar en burnout.
Es importante,
como en general en cualquier ámbito de nuestras vidas, intentar hacer las cosas
en su justa medida, ya que cuando un área en concreto invade a las demás o
impide que las demás se desarrollen con normalidad, estaremos delante de un
conflicto que nos puede llevar a gran variedad de dificultades en diferentes
niveles.
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