Cuando hablamos de lesiones siempre pensamos en el cuerpo, nos viene a la cabeza una rotura o un esguince ya sea en la mano, en un brazo, una rodilla, etc. Pero tras una lesión física, a veces existe también una “lesión” en la mente.
Decimos esto ya que, aunque una lesión parezca a simple vista un hecho fortuito o fruto del azar, en la mayoría de ocasiones si analizamos los factores causantes de la lesión veremos que se hubiera podido prevenir.
La posibilidad de que una lesión se produzca tiene varios factores predisponentes:
Factores Físicos
Exceso y/o deficiencia de entrenamiento, precalentamiento inadecuado, cansancio físico, mala ejecución del ejercicio, etc.
Factores Psicológicos
Las variables que pueden exponer a un deportista a una lesión, pueden ser entre otras, variables personales (historia de lesiones anteriores, problemas familiares, pérdidas recientes, miedos, etc), estrés producido por situaciones como demandas de entrenamiento o malas planificaciones de objetivos y metas a corto y largo plazo, cambios de ciudades y/o países, horarios, fluctuaciones en la motivación, etc.
Factores Sociales
La presión de los medios de comunicación, de los padres (en caso de iniciación deportiva), de los familiares o de la propia competencia entre compañeros de actividad.
Por todo esto es preciso que cada deportista tenga en cuenta y sea consciente de todos estos aspectos en la planificación de sus entrenamientos físicos y psicológicos. Ya que, a medida que aumentan sus cargas de entrenamiento, es decir, horas de dedicación, cantidad de ejercicios e intensidad de éstos, se irá acercando a una delicada línea entre la optimización del estado físico y mental (optimización del rendimiento) y la lesión deportiva (causada en gran medida por un sobre entrenamiento, un estrés o cualquiera de las variables personales derivadas de la práctica del deporte, como hemos visto anteriormente). Asimismo dentro de la afectación psicológica que puede estar relacionada con el estrés crónico y el burnout (sobreentrenamiento), encontramos trastornos emocionales tales como la ansiedad, la depresión, el insomnio, la falta de energía, el malfuncionamiento social, la sensación de infelicidad, etc.
Los estudios señalan el estrés como el factor principal que, relacionado con las demás causas aumentan la probabilidad de aparición de la lesión. Asimismo, apuntan que las personas se enfrentan a situaciones estresantes para lograr la adherencia a la propia actividad, para sentirse bien, cumplir las tareas previstas, conciliar la actividad deportiva con la familiar y laboral y, en definitiva, aspectos que tienen que ver con una acertada planificación y un correcto establecimiento de objetivos.
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