jueves, 28 de enero de 2016

¿Que mueve a un ultra atleta de larga distancia? Carles Aguilar - parte1

Presentamos a Carles Aguilar   un ultra atleta capaz de conseguir retos importantes como la Banyoles Legend Extrem y un gran comunicador  que da voz a su programa de radio En bones mans de Onda Cero.

Implicado en causas solidarias, que combina con sus proezas, hemos querido ahondar en su psique para plasmar las motivaciones y sensaciones que pasan por su cabeza en situaciones extenuantes como la que explicamos a continuación.

Cuando preparas un reto tipo Banyoles Legend Extrem ¿que te motiva? ¿El probarte a ti mismo que puedes conseguirlo o el alcance del gesto y la cadena de valor/ayuda/visualización que se logrará si lo consigues?
Cuando me he planteado un reto deportivo de estas características nunca es un solo factor el que le impulsa a uno a lanzarse a semejante experiencia. Después de muchos años compitiendo en diferentes pruebas de larga distancia llega un momento en que el hecho de competir por lograr un marca determinada, al menos en mi caso, pierde protagonismo en mi escala de valores y se necesita el complemento de otro tipo de motivaciones que sumen en positivo. Al final resulta una especie de cóctel que genera la energía necesaria para sumergirse durante varios meses en entrenos muy duros y exigentes que sobre todo requieren  una gran dosis de disciplina y una gran capacidad de asimilación del esfuerzo realizado en cuanto a la parte física se refiere. Pero quizás el aspecto emocional es incluso más determinante en la consecución del objetivo más aun cuando en mis últimos retos realizados ha existido un claro componente de carácter solidario. Toda esta fase previa de desarrollo del proyecto y visualización del mismo es lo que realmente da forma y contenido a la iniciativa. Por supuesto que siempre se trabaja con la intención de llegar a culminar el proyecto pero durante el recorrido esto no es lo prioritario sino el hecho de conseguir la máxima difusión mediática y social dadas las características del mismo.

En la preparación previa sales a correr durante X horas cada día y tú ves los progresos, pero, ¿hay momentos de duda? Hay momentos de pensar “no seré capaz de lograrlo”, ¿que te hace cambiar de idea para continuar adelante?
Durante la fase previa de entrenos, al tratarse de retos deportivos de ultra distancia, estos son de una exigencia importante en cuanto a capacidad de resistencia y duración. Ello requiere disponer del tiempo necesario para los mismos y, por supuesto, una predisposición para someterse a sesiones que en muchas ocasiones le dejan a uno exhausto física y mentalmente.
En muchas ocasiones al organismo le cuesta asimilar sesiones tan largas de actividad física y no siempre la respuesta es la adecuada. Además periódicamente aparecen molestias y dolores musculares y articulares que hay que saber leer de forma correcta para anticiparse a una posible lesión que podría dar al traste con todo el esfuerzo y sacrificio realizado.

En muchas de esa sesiones el cansancio acumulado se hace notar e incluso ocurre que debido a ello cuesta muchísimo completar la planificación prevista para algún día en concreto. Esas malas sensaciones se acumulan y trabajan en contra de uno mismo hasta el punto en que las dudas aparecen cada vez con mayor insistencia en el sentido de que se llega a pensar en la imposibilidad de conseguir alcanzar el objetivo. Es en esos momentos cuando hay que realizar un gran ejercicio de auto control y potenciar los aspectos más prioritarios del proyecto. Pensar en todos aquellos factores por los que uno se mueve y que dependen exclusivamente de uno mismo para alcanzar los fines previstos. Saber que detrás de todo este esfuerzo no hay una simple marca deportiva que superar sino algo mucho más trascendente. Personas, colectivos necesitados que esperan que uno no desfallezca en el empeño. Eso es, en definitiva, el motor que me impulsa a seguir intentándolo. 

jueves, 7 de enero de 2016

¿Tienes calambres con frecuencia?



Quien no ha padecido alguna vez de un espasmo que nos paraliza y retuerce de dolor por unos minutos  que nos parecen los más largos de nuestra vida. Casi todos los deportistas independientemente de la intensidad y nivel de práctica han sufrido alguna vez un calambre, esa contracción involuntaria de un músculo o de un grupo de ellos cuya afección va acompañada de dolor e inmovilidad funcional de la parte afectada.
Tenemos aproximadamente unos 505 músculos en el cuerpo y todos son susceptibles de sufrir un calambre, pero la realidad nos indica que algunos de ellos jamás lo notarán y en cambio otros se harán reiterativos y repetitivos, sobre todo los que se sitúan en las extremidades inferiores y cuando hablamos de gemelos o bícep femoral seguro que a muchos os suena muy familiar.
Los calambres en los deportistas suelen suceder luego de un sobreesfuerzo , pero también pueden aparecer como fruto de una técnica deficiente o incluso de un precalentamiento insuficiente, pero si hay un motivo predominante es el derivado de la deshidratación. La sudoración  nos vacía de sales y minerales y si durante el esfuerzo no vamos rellenando los depósitos, una de las consecuencias más habituales es que nos sobrevenga un calambre, lo cual no sólo nos paraliza de inmediato sino que produce roturas de fibras musculares,  es decir que deriva en una contractura  que pueden traernos  consecuencias más graves como persistencia del dolor en la zona, inhabilitándonos de un entrenamiento pautado o mermando nuestra capacidad de preparación futura.
Es por esto que tradicionalmente se achaca a la aparición de estos espasmos a una deficiencia de sal en los fluidos que rodean los tejidos musculares.
Si luego de un calambre notamos un cierto hormigueo en la zona hay que vigilar muy detenidamente.  La frecuencia y/o duración del  mismo podría  venir  derivado  de alguna otra patología de origen vascular o neurológica.
Pero sobre todo no confundir síntomas porque al fin y al cabo un calambre son lesiones musculares resultantes de una fatiga muscular intensa.
Para prevenir, en la medida de lo posible, lo primero es mantener una rutina adecuada a nuestras posibilidades, con los estiramientos y precalentamientos oportunos antes de cada ejercicio, complementado con una dieta equilibrada de proteínas, sales, vitaminas y agua en abundancia y hidratación constante durante el ejercicio.
Comer plátano (aporte de potasio)  para prevenir no está mal, pero no lo es todo y si alguna vez viste o te contaron que los pincharon con agujas finas tipo las de acupuntor para relajar el músculo también es una técnica, se resetea el músculo pero está sólo al alcance de profesionales en la materia.
Pueden ser susceptibles de estos dolorosos espasmos musculares (calambres)  personas con trastornos menstruales o si estamos atravesando cuadros gripales y en casos más delicados como anemia, hipotiroidismo o artritis.
Por cierto, no confundir calambres con agujetas, éstas son los dolores que nos aparecen normalmente 24 a 48 horas posteriores a  la práctica de alguna actividad sobre esforzada. La manera de aliviar ese dolor es tratar de repetir el movimiento que lo produjo pero a menor intensidad y velocidad y evidentemente sin carga, así como la aplicación de hielo (no directamente) en la zona afectada durante 10 a 15 minutos aproximadamente. Y por supuesto que no tiene nada que ver con un calambre.